2014. Obsesiones

Últimas horas del 2014. Otro año más que pasa. En lo personal, un año bastante bueno a nivel profesional, musical y social. Un año con algunos momentos raros en el apartado comiquero por no saber cómo gestionar la cantidad de lecturas mensuales. Un año (más) en el que no he podido sacar adelante el proyecto web de la Hemeroteca X-Men ni la Cronología X-Men ni acometer un proceso de reformas físicas que voy necesitando. No obstante, un año en el que he sido bastante feliz y en el que, salvo algunos problemillas de salud y en la vivienda, todo ha ido bien. A modo de breve repaso con importancia aleatoria, algunas de mis obsesiones de este 2014 han sido:

El Médano. Viví allí desde octubre de 2013 hasta junio de 2014. Un lugar de belleza y tranquilidad inigualables a la sombra de la Montaña Roja. Regresé porque está algo lejos de casa y el gasto en gasolina se me disparaba si quería hacer vida social por aquí, pero volver está en mi mano.

Médano

Gravity de Sara Bareilles. Sin duda, mi canción de 2014 junto a Chandelier de Sia. Mi Spotify lo confirma en número de reproducciones de ambas.

Starman de James Robinson y Tony Harris. He podido completar al fin los tomos que publicó Planeta con la etapa completa y he empezado a leerla y disfrutarla.

STARMAN

Orange Is The New Black. Serie ácida, brillante y sin tapujos que disfruté este verano.

ORANGE

Jennifer Lawrance. Es mi diosa. Más allá del JLawgate y de sus cientos de fotos robadas, es una de las mejores actrices de la actualidad.

jennifer-lawrence

La comida japonesa. No hace falta decir mucho sobre lo deliciosa que está, ¿verdad?

Sushi

Los Juegos del Hambre. Tengo algo con esta saga literaria y cinematográfica que va más allá de Jennifer Lawrance y de mi afición por los futuros distópicos.

Juegos del Hambre

X-Men: Días del Futuro Pasado. Esta película es de las que no olvidas que has ido a ver al cine.

Charles_Xavier

Marvel: Avengers Alliance. Llevo jugando en Facebook desde el 2012, pero este año ha sido el que más metido he estado y en el que más he disfrutado.

Instagram: una red social en la que poder comentar y «megustear» las imágenes de algunos de mis dibujantes, guionistas, cantantes, actores y amigos favoritos y en la que subir fotos trucadas maquilladas retocadas que dan apariencia de que eres un gran fotógrafo, pero no. Una red social para capturar momentos para ¿siempre?

Instagram

Veronica Mars. Este año volví a ver las tres temporadas y, como broche, la película que ponía fin a la serie. Una sensación agridulce después de tantos años.

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El Rey León. Tras muchos años intentándolo, por fin pude ver el musical en Gran Vía. Una experiencia inolvidable.

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El Observatorio de El Teide. Hasta dos veces he subido este año. Soy muy afortunado.

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Completar esos huecos de mis series de cómics (tanto en en edición española como en edición original americana). Entre las visitas a las librerías madrileñas para comprar atrasados y lo bien surtida que están Comicsería y Cómics y Mazmorras he podido ir rellenando muchos huecos. Preveo que el 2015 va a ser el año en el que empiece a preocuparme seriamente por la ordenación y conservación de mi colección. Bueno, ya iba siendo hora.

boxes

Nos vemos en 2015. O no. Ya saben que no soy muy de cumplir lo que digo por aquí.

Caballero Luna: De entre los muertos

Caballero-Luna De entre los muertos

Si tenemos en cuenta los resultados obtenidos, podríamos afirmar que, en general, Marvel Now ha servido más de exitoso experimento artístico en series menores que de éxito comercial para Marvel, puesto que la mayoría de las series incluidas en este evento han acabado cerrando antes o después. Ni siquiera ha ido bien para las series regulares consolidadas, que tampoco es que hayan visto un repunte sustancial de sus ventas. Y del apartado de los eventos mejor no hablar porque tanto Pecado Original como Axis no parecen estar a la altura de las expectativas. Sin embargo, personajes como Hulka, Puño de Hierro, Nuevos Guerreros o el Caballero Luna han podido disfrutar de una breve etapa caracterizada por una calidad que va de lo notable a lo genial.

En el caso de la nueva etapa de Caballero Luna (el séptimo volumen USA ni más ni menos) volvemos a encontrarnos con un personaje al que no siempre se ha sabido sacar partido, pero al que Ellis reduce en su complejidad y reconduce hacia terrenos mucho más simples pero eficaces. Si originamelmente el Caballero Luna venía a ocupar el hueco de Batman en Marvel, con el paso de los años el personaje fue perdiendo el rumbo y acabó convertido en un complejo ser dotado de diferentes personalidades múltiples y cuya cordura se ponía en duda constantemente. Ni siquiera autores como Bendis y Maleev, que tantas alegrías nos dieron en Daredevil, supieron qué hacer con Marc Spector y todo parecía perdido hasta que Warren Ellis y Declan Shalvey comenzaron esta serie.

Como decía, Ellis decide quedarse con la esencia del personaje (el Batman de Marvel) y reconduce al Caballero Luna hacia ambientes urbanos, nocturnos y policíacos, aunque también incluye algunas pinceladas de lo sobrenatural, ya que la relación entre Spector y el dios egipcio Khonshu siempre ha sido otra de las principales características de las etapas previas y el guionista aprovechará esta circunstancia para mostrar algunas de las escenas y facetas más inquietantes de la serie. De esta manera, Ellis enfatiza la vertiente «señor de la noche» del personaje y encontramos al Caballero Luna colaborando estrechamente con el detective Flint, una especie de Comisario Gordon, pero yendo más allá, puesto que no solamente lo hará en su faceta de vigilante, sino también en la del Señor Luna, un asesor de la policía cuyo rol le permite poner en evidencia sus grandísimas dotes detestivescas que, personalmente, me resulta el concepto más interesante de las historias que contiene este tomo. Además, también lo aleja de la sombra de Bruce Wayne al situar al Caballero Luna en una lucha solitaria y en la que ha sustituido por drones a sus viejos aliados, Marlene Alraune y Jean-Paul Duchamp. El hilo argumental, no obstante, está formado por historias independientes y sigue el esquema de la breve etapa de Warren Ellis en Vengadores Secretos, en la que cada episodio contenía una historia independiente. Es importante destacar que este nuevo Caballero Luna no tiene una galería de villanos al uso, sino que, salvo en dos de las historias, son villanos de lo más mundano, aunque en las dos historias más esotéricas pude percibir una influencia de Hellblazer en la que sería interesante llegar a ver al personaje de forma más o menos duradera.

Finalmente, no puedo acabar de comentar este tomo sin mencionar la enorme labor de Declan Shalvey. El dibujante irlandés entiende perfectamente la concepción que Ellis tiene del Caballero Luna y contribuye a asentarla dotando a las historias de un ambiente urbano y noir que dan uniformidad a las diferentes historias. Su dibujo es muy detallado y su narrativa una delicia. Además, la colorista Jordie Bellaire (Bella Muerte) hace una labor excelente, como en todos los trabajos que le he visto hasta el momento.

Espero que Brian Wood, el próximo guionista,y Greg Smallwood, el próximo dibujante, estén a la altura y sepan aprovechar este relanzamiento de un personaje que hace mucho que merece encontrar su sitio dentro del Universo Marvel.

Festín de Cuervos

festin de cuervos

Hace un par de semanas conseguí terminar de leer Festín de Cuervos, la cuarta novela de la saga Canción de Hielo y Fuego de George R. R. Martin, que empecé a leer hace año y medio. No creo haber comentado por aquí los libros anteriores, que me parecieron geniales y a los que su lectura me enganché de forma inmediata. Sin embargo, creo que para Martin continuar de forma ascendente tras los sucesos ocurridos en Tormenta de Espadas fue una hazaña mucho más difícil que las vividas por los personajes de los libros. Así, la presentación de diferentes personajes que apenas habían sido nombrados anteriormente y el desarrollo posterior de su historia, junto con la división del libro original en dos tomos (Festín de Cuervos y Danza de Dragones) hacen de este volumen una montaña rusa en la que, junto a capítulos geniales aislados, hay una sucesión larga de capítulos que me parecieron mediocres porque lastran bastante la trama y que, por otro lado, se podrían resumir en unas pocas páginas.

Por eso mismo, me costaba la vida ponerme a leer capítulos de personajes que no me interesaban y la lectura se fue alargando hasta casi el infinito y sólo pude acabar gracias a los maratones que me pegué en un par de viajes en avión. Destacan, por supuesto, los capítulos de Cersei (brutal su último capítulo), Jaime, Brienne (¡qué pedazo de capítulo final!), Arya Stark y, sobre todo, los de Sansa/Alaine, donde estamos siendo testigos de una nueva versión del juego de tronos que dio origen a la serie gracias a las acciones de la ya no tan pavisosa hija de Ned Stark y a Petyr Baelish. Por lo demás, sólo puedo salvar algunos momentos, casi todos en la parte final del tomo. Debido a lo que me costó acabar este libro, creo que dejaré pasar un tiempo antes de ponerme con Danza de Dragones, donde Daenerys, Jon Nieve y el Gnomo, entre otros, me esperan.

Mucho ruido y pocas nueces de Joss Whedon

mucho ruido

Concebida como una adaptación libre de la obra escrita originalmente por William Shakespeare, Mucho ruido y pocas nueces puede considerarse como una gamberrada absolutamente genial llevada a cabo por Joss Whedon, su equipo y muchos de sus actores fetiche. Como el propio Whedon afirma en los audiocomentarios de la película, la idea de rodar esta película surgió hace más de diez años cuando él y varios amigos se reunían en su casa a leer los textos de Shakespeare como ejercicio para actores y escritores y ya desde ese momento supo que, si algún día rodaba una película sobre esta comedia, sus protagonistas debían ser Amy Acker y Alexis Denisof, cuya química y genialidad habían quedado ya más que evidenciadas en la serie de televisión Angel.

La película ha de entenderse como una gamberrada porque está claro que todos los involucrados tienen un evidente interés: pasarlo bien y hacer que los espectadores lo pasen bien al verla. El ambiente distendido se refleja también en el hecho de que la película se rodó en apenas unos días en la casa del director durante la post producción de Los Vengadores y gracias al esfuerzo de todos los actores, que estaban inmersos en el rodaje de sus diferentes proyectos. Así, vemos a Nathan Fillion menos de lo que debería porque su agenda en Castle se lo impedía y vemos a Clark Gregg llevando ese peinado que nos recuerda de forma inevitable al Agente Coulson (aunque también es cierto que jamás he visto a Gregg con otro peinado, jejeje).

Estrictamente hablando, lo más que llama la atención es el hecho de que la película está temporalmente ubicada en la actualidad, pero los diálogos y los personajes se mantienen casi sin cambios con respecto a la comedia shakesperiana, por lo que toda la película parece envuelta en un halo de irrealidad al que contribuye poderosamente el estar rodada en blanco y negro. En ese sentido, los duelos verbales entre personajes recuerdan en muchos momentos a las ingeniosas réplicas que se daban los personajes de Los Vengadores y te llevan a pensar que esa teoría de que conocer los clásicos te hará ser mejor escritor (o guionista) debe ser cierto. Cabe destacar que los actores explotan al máximo su vena cómica, especialmente Denisof, que sorprende en sus monólogos ayudado por situaciones cómicas que contribuyen a potenciar las habilidades del actor. Además, la película cuenta con una producción casi casera, con planos sencillos y que, junto con la ambientación, dan un empaque especial a la obra.

Sin duda, una película que demuestra que Joss Whedon no tiene limitaciones y que siempre está dispuesto a sorprender a sus seguidores.

Wanderers: Un futuro posible

Dentro de las muchas variaciones de futuros que nos ha presentado la ciencia ficción, la inmensa mayoría se ha decantado por presentarnos futuros que podríamos categorizar tranquilamente como terribles: guerras, crisis, dominación por parte de las máquinas, enfermedades, regímenes totalitarios,… Mundos futuros en los que los protagonistas deben sobreponerse a la adversidad para conseguir un mundo o una vida mejor. Sin embargo, este vídeo que pongo hoy transmite esperanza de un futuro agradable, en el que el lado aventurero y nómada de la humanidad vuelve a brillar y en el que el espacio es un lugar al alcance de la mano.

Se trata de un impresionante trabajo del animador Erik Wernquist que nos transporta desde los albores de la humanidad a la frontera de nuestro sistema solar visitando lugares tan dispares como Marte, Júpiter, el cinturón de asteroides, Saturno (IMPRESIONANTE esa escena atravesando sus anillos), Titán o el planeta Urano. De verdad, me gustaría poder vivir para ver algo así, aunque la ciencia no haya llegado a ese punto ni esté en mi mano conseguirlo.

Pueden leer (en inglés) unas geniales explicaciones sobre el vídeo aquí.

Yo me quedo con las palabras de Carl Sagan:

For all its material advantages, the sedentary life has left us edgy, unfulfilled. Even after 400 generations in villages and cities, we haven’t forgotten. The open road still softly calls, like a nearly forgotten song of childhood. We invest far-off places with a certain romance. This appeal, I suspect, has been meticulously crafted by natural selection as an essential element in our survival. Long summers, mild winters, rich harvests, plentiful game—none of them lasts forever. It is beyond our powers to predict the future. Catastrophic events have a way of sneaking up on us, of catching us unaware. Your own life, or your band’s, or even your species’ might be owed to a restless few—drawn, by a craving they can hardly articulate or understand, to undiscovered lands and new worlds.

Herman Melville, in Moby Dick, spoke for wanderers in all epochs and meridians: «I am tormented with an everlasting itch for things remote. I love to sail forbidden seas…»

Maybe it’s a little early. Maybe the time is not quite yet. But those other worlds— promising untold opportunities—beckon.

Silently, they orbit the Sun, waiting.