La explosión Marvel: Historia de Marvel en los 70

Descripción de la editorial: «La explosión Marvel cuenta la historia de aquellos caóticos años 70 llenos de creatividad: cómo  se trabajaba y vivía en las oficinas Marvel, el origen de sus sagas y personajes más importantes, las disputas entre los autores y la editorial, la razón por la que Marvel prosperó mientras otras muchas editoriales iban cayendo en el olvido y el papel que los aficionados jugaron en aquellos años».

Con La explosión Marvel (José Joaquín Rodríguez Moreno, 2012), Dolmen Editorial proporciona a los lectores españoles un imprescindible ensayo sobre una época crucial para el cómic norteamericano, especialmente para la Casa de las Ideas. Libros de este corte son necesarios para comprender y valorar en su medida el trabajo realizado por autores que hoy o nos han dejado ya o, en algunos casos, viven olvidados por el gran público. Por suerte, en España cada vez se publican más libros de esta índole, aunque no todos con esta calidad. José Joaquín Rodríguez, licenciado en Historia y Posgraduado en Estudios Hispánicos y Género, se adentra magistralmente en las oficinas de Marvel en el período comprendido entre finales de los 60 y principios de los 80 para, partiendo de las obras que todos conocemos, analizar el papel de los autores, la editorial y los lectores dentro de una época convulsa que supuso el inicio de la madurez del género de los superhéroes.

A lo largo de los seis extensos capítulos que componen la obra, el autor va haciendo un amplio retrato de la década de los 70 desde el punto de vista de la industria del cómic, en la que Marvel decidirá tomarse en serio el género y desarrollar sagas y personajes que harán historia y que marcarán para siempre a miles de lectores. Sin atreverme a elegir qué parte del libro me pareció más interesante, sí que creo que los capítulos 3, 4 y 5 son brillantes en su análisis y reflejan perfectamente cómo los autores de Marvel supieron entender a sus lectores y a su entorno para dar mayor relevancia a los guiones y dar mayor profundidad a los personajes. También resulta muy interesante el apéndice final con diversas sagas imprescindibles de la época que son de lectura obligatoria para cualquier lector de cómic de superhéroes.

 

En el lado negativo, tengo que decir que la maquetación tiene muchas deficiencias: palabras mal separadas a final de sílaba, espacios en blanco inexplicables,  imágenes fuera de sitio y, sobre todo, imágenes de acompañamiento que están, en mi opinión, incorrectamente mal ubicadas, incluso varias páginas después de donde deberían ir. Es una lástima que, en muchas ocasiones, las editoriales españolas decidan publicar sin tener en cuenta estos aspectos que deslucen el trabajo magnífico de sus autores. Recuerdo haberlo comentado en el stand de la editorial en el Salón de Barcelona y me dijeron que no habían recibido ningún comentario al respecto, lo cual me extrañó, aunque luego en internet he visto comentarios parecidos.

The Amazing Spider-Man: Entre la genialidad y lo vergonzante

[Aviso: Hay Spoilers en esta entrada]

Anoche tuvo lugar al fin el esperado visionado del reboot de la franquicia Spider-Man de Sony. No soy gran fan de la anterior trilogía, especialmente porque Tobey Maguire me parece el peor Peter Parker posible y no soportaba cada escena en la que aparecía, con esa cara de tonto a las tres que me superaba. He de decir que desde el primer momento esta película me dio buena impresión, a diferencia de muchos otros fans arácnidos y lectores de comics en general. Principalmente lo hizo por la elección de Andrew Garfield como Peter Parker. Este actor, a pesar de rondar los 30 años, encaja perfectamente en el Peter adolescente que Tobey Maguire parodiaba hasta hacer el mayor ridículo posible en cada momento. Eso se confirmó, al menos para mí, el año pasado, cuando Andrew apareció en la SDCC y dio este emotivo discurso que, actuado o no, convenció a muchos y cerró muchas bocas.

Garfield presagiaba un Peter fresco, actual y alejado del cliché de la primera trilogía. Además, de cara a una continuación de la franquicia, sería el Peter veinteañero perfecto. Si a eso unimos la presencia de Emma Stone, una talentosa y joven actriz que, creo, está llamada a hacer grandes papeles. Su Gwen Stacy sorprenderá a muchos, puesto que recoge tanto la esencia de aquella cándida jovencita de los primeros tiempos de Marvel que encandiló a todos los lectores de la editorial para sobrecogerles con su muerte y, al mismo tiempo, también es la Gwen guerrera de la versión Ultimate de Spider-Man y, si me apuran, una fusión con aquel personaje setentero, Debra Whitman creo que se llamaba. La química entre los dos actores es tal que, ya sólo con su primera escena juntos, superan amplísimamente al tandem Maguire-Dunst de la primera trilogía.

Sin embargo, la película deja con una sensación rara. Todavía no sé si es una buena película o no. De ahí el título de esta entrada del blog. La película tiene grandes momentos, la escena del metro, las luchas nocturnas, el paisaje neoyorquino, Peter, Gwen, el Capitán Stacy (grande en cada aparición), Curt Connors… Los efectos especiales son geniales (menos el diseño de la cara del Lagarto) y en casi todo momento parece que sea Garfield quien está enfundado en las mallas digitales del personaje. Perohay momentos que son auténticamente vergonzantes que se encuentran, sobre todo, en la primera hora de la película, como el «vagabundeo» en Oscorp, la muerte del tío Ben y la falta de su frase mítica, que parece que esté de moda tras quedarnos sin el «Vengadores reuníos» en la peli de Joss Whedon… Y, bueno, esa «ayuda» con la que Peter cuenta para llegar hasta la batalla final me provocó tanta risa que temí que el resto de espectadores me tirasen los envases vacíos de palomitas. Tampoco se desarrolla mucho a los secundarios, como Flash, pero la no-presencia de Norman Osborn en la película es suplida con gran acierto con su «amenaza constante» y, por tanto, posible aparición en la próxima película.

Entre lo más destacable del film se encuentra la interacción entre los dos protagonistas, creíbles al 100%, así como la relación de Peter con sus tíos, unos Martin Sheen y Sally Field que están brillantes en sus pocos momentos en pantalla, especialmente Field, cuyo personaje dice más con sus expresiones faciales que con sus diálogos. Creo que hay que destacar la valentía de Sony al llegar a la conclusión final en la relación entre Peter y Tía May, algo que en Marvel 616 se perdió y que, en mi opinión, mejoró con mucho las historias del personaje. Parece evidente que Tía May suma 2 y 2 y se da cuenta de las aventuras nocturnas de su sobrino. Esa escena final tras la gran batalla con ese abrazo de comprensión y apoyo es grandísima. Realmente, el aire «Crepúsculo» de la película apenas molesta y, desde luego, la historia de amor entre Peter y Gwen está mucho mejor llevada que la de los dos vampiros sin sangre de la Meyer.

En definitiva, tal vez necesite un nuevo visionado del film para valorarlo en condiciones, pero considero que cumple su cometido como blockbuster veraniego y que da un paso más hacia el buen cine basado en los cómics de superhéroes, aunque no consiga quitarme de la cabeza una pregunta que recuerda a esa serie mítica de Marvel que Spider-Man protagonizó en muchas ocasiones: ¿Y si Marvel Studios se hiciese con los derechos de Spider-Man?