Los Vengadores: La Guerra Interminable de Warren Ellis y Mike McKone

Un hype interminable

La Marvel del siglo XXI es, sin lugar a dudas, la Marvel del hype. Desde que Joe Quesada comenzara sus célebres conversaciones semanales con Newsarama hace ya varios años, la editorial sabe perfectamente cómo calentar motores con sus nuevos proyectos y cómo aumentar las expectativas de los lectores. Jefazos, editores, guionistas y artistas mantienen contacto frecuente con los medios y promocionan sus obras de forma continuada. Es una estrategia que ninguna otra editorial consigue superar y que, a veces, da lugar un marcado desencanto al leer determinadas obras. Esto mismo es lo que me ha sucedido con Los Vengadores: La Guerra Interminable, tomo escrito por uno de mis autores favoritos, Warren Ellis, y dibujado por Mike McKone, que creó unas expectativas que, en mi opinión, no ha llegado a cumplir.

Otro rasgo que caracteriza a la Marvel dei siglo XXI es su extremada popularidad. Gracias al cine, los principales personajes de la editorial son conocidos por la inmensa mayoría de la gente, así que podríamos pensar que este hecho repercutiría notablemente en las ventas y no estaríamos cerca de la verdad en absoluto. La influencia de las adaptaciones realizada por los Marvel Studios, Sony o la Fox no han calado más allá de ciertos cambios estéticos o de carácter que los lectores de siempre hemos aceptado y que, sin embargo, no han atraído más que a un reducido número de nuevos lectores. Obviamente, Marvel es conocedora del filón que tiene en sus personajes y ha decidido que ya es hora de sacar partido mediante una nueva – vieja línea editorial: Marvel Graphic Novels.

Guerra Interminable

Si hace unos treinta años esta línea sirvió para que presenciáramos la muerte del Capitán Marvel o la desgarradora historia de Dios Ama, El Hombre Mata, ahora parece que las novelas gráficas están destinadas a ser un producto más entre todo el merchandising lanzado para aprovechar el éxito de las próximas películas a estrenar, tal y como sucede con los tomos de Scott Pilgrim o los TPBs de The Walking Dead. Prueba de ello es su lanzamiento simultáneo en diferentes países del mundo (como España, Finlandia, Turquía, Alemania, Italia, USA o Brasil) y el hecho de estar protagonizada principalmente por Thor y el Capitán América, cuyas películas se estrenarán en muy poco tiempo, destacando la inclusión de Lobezno, cuyo último film se estrenó hace unos meses. Además, hay que tener en cuenta que Ellis y McKone nos ofrecen un trabajo en el que ambos se esfuerzan por reflejar el mundo cinematográfico vengador, tanto en la caracterización psicológica como en la física e, incluso, en la composición del equipo vengador que pretenderá poner fin a una guerra interminable.

Una guerra descafeinada.

Warren Ellis siempre me ha fascinado con su peculiar visión de los superhombres, situándose a medio camino entre el desprecio más absoluto hacia el género pijamero y una genial interpretación de lo que debe ser un super-hombre. Sin embargo, en esta historia apenas podemos avistar algunos de sus temas recurrentes y escribe una historia plana en todos los niveles. En primer lugar, la amenaza presentada es muy confusa y no llego a entender del todo cómo es que unos demonios (o lo que sea) asgardianos acaban siendo convertidos en  armas de destrucción masiva nazis ni cómo se hace SHIELD con ellos. Por otro lado, las motivaciones de los personajes son inexistentes más allá de las de Thor y el Capitán América, quienes pretenden cerrar historias pasadas. Ningún otro personaje parece estar ahí por una razón que no sea la de haber protagonizado una película y ser reconocibles para el gran público. Sin embargo, tal vez esté aquí el gran acierto argumental de Ellis: se «inspira» directamente de las versiones cinematográficas tanto en la psicología de los personajes como en su interacción, proporcionándonos algunos diálogos realmente buenos (compaginados con otros lamentables, todo hay que decirlo) que elevan la calidad de la historia en muchos momentos. El ritmo de la historia es algo raro y, sobre todo, destaca la sensación de condensación, como si el tope de páginas fuera un lastre que el escritor inglés no pudo dejar atrás. Hay demasiadas ideas poco desarrolladas que transmiten mucha confusión.

Mike McKone tampoco contribuye a crear un trabajo compacto. Al igual que Chris Bachalo, creo que McKone tiene la «habilidad» de rejuvenecer a todos sus personajes y hay historias a las que este estilo no ayudan nada, como es el caso. Además, en esta historia sus expresiones faciales son muy poco acertadas y no es probable que averiguases qué le pasa a un personaje por la cabeza sólo por lo que transmite su cara.

Al valorar esta nueva-primera Marvel Graphic Novel en conjunto, creo que es de justicia decir que su mayor virtud es que puede gustar mucho a los lectores ocasionales atraídos por las adaptaciones cinematográficas (vamos, el target al que se dirigía), ya que se encontrará a los personajes actuando en el mismo rol y el tono «para todos los públicos» de la historia está claramente dirigido para ellos y no para lectores veteranos que estamos disfrutando actualmente de historias tan oscuras como las presentadas en Los Vengadores, Los Nuevos Vengadores, Vengadores: Arena o, sobre todo, en Vengadores Secretos.