Harbinger: El Nacimiento de Omega

Valiant, la editorial fundada por Jim Shooter y Bob Layton en 1989 y remozada y resucitada en 2012 por el ex-directivo de Marvel Peter Cuneo, por fin ha desembarcado en España de la mano de Panini. En el mes de octubre se publicaron los dos primeros tomos: X-O Manowar (que me pareció algo flojo en guión, pero una delicia en el dibujo gracias, en parte, mi gran debilidad por el arte de Cary Nord) y Harbinger. Ambas series se basan en las series publicadas durante los años 90 por la editorial, partiendo de cero para crear un nuevo universo Valiant. Como lector básicamente de Marvel, la idea de comenzar un nuevo universo superheroico siempre me ha atraído y le he dado muchas oportunidades a lo largo de mis años como lector de cómics y esta vez no iba a ser menos, especialmente por las buenas críticas recibidas por algunas de las series, como ésta que voy a comentar a continuación.

Harbinger

La premisa

Un futuro mejor… ¡O ningún futuro! Peter Stanchek camina por senderos impenetrables. Dotado desde su nacimiento de poderes que podrían cambiar el destino de la humanidad, Peter huye de las autoridades, perdido de ciudad en ciudad. Es un Harbinger, posiblemente el más potente que jamás haya existido. El jefe de la Fundación Harbinger, Toyo Harada, quiere darle la opción de redimirse y vivir en paz con sus poderes, pero la primera lección que tendrá que aprender es que su poder tiene un precio. [Comentario de Panini Cómics]

Opinión

Es bastante complicado sorprender a los lectores veteranos con un planteamiento original. Todo nos suena a algo ya conocido y es complicado convencernos de que determinadas historias son valedoras de nuestro tiempo y, especialmente, nuestro dinero. Me lo pensé bastante antes de hacerme con los primeros tomos de Valiant, pero lo hice esperando que las críticas leídas en diversos medios americanos fueran acertadas. Con X-O Manowar, de momento, tengo una relación de amor-odio: me gusta el dibujo, pero la historia me parece muy floja y los personajes poco definidos. Sin embargo, Harbinger me convenció con apenas dos o tres páginas. Una vez terminado el tomo, y reflexionando sobre lo que había leído, llegué a la conclusión de que el escritor Joshua Dysart ha conseguido un grandísimo equilibrio en la saga contenida en este volumen, presentando, desarrollando y sugiriendo múltiples personajes y conceptos que, aunque sean parecidos a otros, nos encandilan a lo largo de la lectura.

Harbinger trata sobre Peter, un adolescente más de los tantos que abundan en los cómics (bien podría haberse apellidado Parker y no Stanchek porque enseguida te familiarizas con él y su entorno igual que con el del trepamuros) que es un psiot (una especie de mutante psiónico o un «next men» o un «héroe» de los de la serie televisiva) y, por ello, ha sido internado en instituciones mentales durante gran parte de su vida. Tras haber huido con su esquizofrénico mejor amigo, Peter vuelve a su ciudad natal y pronto se mete en problemas al controlar la mente de su antigua vecina para, entre otras cosas, tener sexo con ella. En ese momento hace su aparición la Fundación Harbinger de Toyo Harada para poner a Peter a salvo y comenzar su redención como nuevo héroe… o no. Lo cierto es que Harada, al igual que Peter, se mueve por un camino gris magistralmente desarrollado por Dysart a lo largo de una historia en la que ni el protagonista es bueno ni el villano es malvado.

En Harbinger, como ya he ido dejando caer, encontramos múltiples referencias a historias ya vistas (Héroes, The Tomorrow People…) y leídas (X-Men, Next Men, Rising Stars…) pero utilizadas sin caer en la parodia. Dysart construye y desarrolla un universo que, en apenas unas páginas, resulta ya conocido y en el que es fácil moverse en esa división entre humanos, latentes y harbingers. Todo ello sin que dejen de pasar cosas en ningún momento, aprovechando casi cada página para avanzar en la historia. Las acciones de los personajes los humanizan mucho, alejándolos de los clichés heroicos y situándolos en la zona gris que mencioné más arriba y, para ello, el guionista introduce a Faith, una friki en toda regla, que parece destinada a convertirse en un personaje contrapuesto a Peter Stanchek y cuya brújula moral viene determinada por la cultura pop.

En definitiva, aunque no haya nada nuevo bajo el sol, Harbinger encandila y deja ganas de más utilizando de forma interesante conceptos previos y con un dibujo bastante potable a manos de Khari Evans.